sábado, 16 de abril de 2011

La danza del cuerpo muerto (Palabras de Akira Kasai)

La danza de Mary Wigman trataba de expresar al exterior cosas que venían del interior. En el caso de Hijikata, el bailarín, el ser humano que está en él, no expresa cierta cosa, sino que se transforma en un cuerpo muerto. Así cuando está en escena no representa cierta cosa, sino que crea de la nada con ese cuerpo muerto. Desde el momento en que el bailarín ha renunciado a expresar, esta condición de renuncia significa que el ser humano se convierte en un tipo de materia (..) Aunque pueda parecer paradójico, no miramos lo que la danza quiere representar, por el contrario nos arriesgamos a ver lo que haya en escena cuando los bailarines hayan eliminado la voluntad de expresión.
Todo bailarín posee dentro de su propio cuerpo una memoria personal, pero posee además otra memoria que contiene toda la historia del Universo. (...) En escena podemos estar como cuerpo viviente y entonces se manifiesta sólo la memoria personal, pero si el bailarín se convierte en un cuerpo muerto, en ese momento no sólo se manifiesta la memoria personal, sino también un tipo de memoria del universo, de la vida en general, e incluso una memoria que posee la materia como tal. Esto para los espectadores que miramos nos atrapa el alma y se ancla en el corazón.

Hijikata quería sacar a la luz la memoria del cuerpo atravesando el erotismo y la violencia. La violencia es la fuerza que sostiene la danza de Hijikata, y él mismo intentaba sacar fuera la violencia de los cuerpos de los bailarines. Naturalmente no se trata de una violencia superficialmente física.

Podemos realizar una danza óptima desde el momento en el que estamos de pie en escena como simple materia. Éste es el motivo por el que me interesaba Hijikata.

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